miércoles, 26 de marzo de 2008

¡¡¡¡ATENTI!!!!!


Viene otra vez. La marea politizante. La fiebre nostálgica por una vana y perimida dialéctica.
Debo luchar contra la propia tentación de sumergirme en esas aguas lodosas en franco estado de pudrición.
No puedo evitarlo. Me inmiscuyo, recibo estímulos en diversas formas y no puedo sustraerme.
Debo encontrar la palabra correcta, sobre todo sostener el silencio.
El momento de la irritación, de la exacerbación, de la crispación nunca ha obtenido lo mejor de mí.
No me voy a dejar llevar esta vez por enconos febriles y pretéritos. De eso estoy seguro, ya vi varias películas de este estilo, y uno que otro papel de extra jugué en alguna.
Mucho menos me voy a embanderar con esta manga de delincuentes sin pudor ni vergüenza.
Golpistas? Puede ser. Dejalos.
Realmente queremos entrar en la batalla frontal?
Y adónde puede terminar? Alguien tiene al menos una hoja de ruta? Quién maneja el bondi?
Estos muchachos?
Ay! Como nos gusta la urgencia en este país! Nos subyuga el instante, que todo ocurra en una ráfaga, que todo se vuelva claro y absoluto.
Cuanto desprecio por la complejidad, cuanta aversión a la transformación esforzada y laboriosa.
Qué facilidad para evitar la reflexión.
Simplemente voy a dejar sentada mi incertidumbre, mi desconfianza y mi abstinencia.
Nunca me costó entrar en acción.

lunes, 24 de marzo de 2008

devenir

Hace días que me viene aquejando una bruma noctámbula
Hace días que padezco una angustia insomne
Hace días que perdí la cuenta
Hace días y noches que apagado vago entre escombros
Hace días y tardes y noches sin temple ni espíritu
Hace una caterva de restos sin dueño donde me acumulo
o me abandono...más bien.

Hace frío... y hambre... y sueño

sábado, 15 de marzo de 2008

En este preciso momento

En este preciso momento. En este ahora más absoluto.
Cuánta gente está muriendo? Cuánta gente está naciendo?
Cuántos hombres están teniendo un orgasmo?
Cuántas mujeres están gozando?
Cuántas madres estan dando su leche?
Cuántos engaños se están consumando?
Cuántas traiciones estan ocurriendo?
Quiénes están llorando? Quiénes están creyendo?
Cuántos están chocando? Cuántos se estan dando cuenta?
Cuántas fichas estan cayendo en cuántas cabezas?
Cuántos hay que no pueden dejar de necesitar otra cosa que lo que tienen?
Cuántos hay que se duermen al lado de alguien pensando en otro o en otra?
Cuántas balas se están disparando en este ahora más absoluto?
Cómo son las oraciones que se estan orando en este momento? A quien se dirigen las oraciones de los que están orando en este ahora más absoluto?
Cuántos sepelios están teniendo lugar ahora que yo estoy acá en mi casa frente a una pantalla tecleando palabras que me salen de no se donde?
Cuántos padecimientos están teniendo lugar en esa convención inverosímil de lo que llamamos ahora? Cuanto lujo ostentoso está siendo exhibido?
Está explotando alguna bomba en este ahora imposible?
Está resquebrajandose alguna superficie en este preciso momento?
Cuántas seducciones están siendo exitosas mientras yo trato de arreglármelas conmigo mismo?
Están los ríos fluyendo intensamente mientras todos hacemos otra cosa?
En este momento preciso, exacto, múltiple que huella esta quedando de nuestro andar?

sábado, 8 de marzo de 2008

retomando

Hoy pensé historias, caminé mucho, atravesé la ciudad de lado a lado, anduve en diferentes sistemas de transporte. Pnesándolo bien anduve en casis todos los sistemas de transporte público.
subte, remise, tren, colectivo, taxi. También anduve en bicicleta.
Sin auto.
Pensé historias. Pensé en ella, en mí, en mí en ella, en cuanto no quiero volver a estar con ella. pensé eso como cincuenta veces por lo menos.
Cuántas veces tengo que pensar que no quiero estar con ella para no tener que volver a pensar en eso?
Cuántas veces tengo que pensar que es mejor que las cosas sean así, que en realidad no me conviene en lo más mínimo alguien como ella, para dejar de pensar que en realidad no me conviene en lo más mínimo alguien como ella?
Me repito esos argumentos, sólidos, fundamentados una cantidad enorme de veces.
Cuando uno reanuda sus argumentos insistentemente, sin que nadie se los pida, sin nadie a quien decírselos, se trata de un ejercicio de la convicción o de una forma diferente de expresar el dolor?
Nos esforzamos por convensernos.
La verdad es justamente eso: el punto más alto al que puede llagar nuestra necesidad de convencernos de algo.

martes, 4 de marzo de 2008

Ese que me mira

Algo de exhibicionismo, algo de diluído pudor, como si la intimidad se metiera en una vitrina decorada y vistosa. Es cierto algo de todo eso tienen estos espacios digitales. Desconciertan, ponen todo encima de todo y nadie sabe que vale o que no.
Bueno puede ser y quizás sea ese su sentido en realidad, un estallido de manifestaciones, un nuevo cosmos de expresión. La ruptura irremediable de toda jerarquía discursiva, de toda referencia, y entonces pienso, ante las reacciones airadas ante tanta exposición banal pero de tamaña accesibilidad que mejor se puede hacer que aprovechar y producir.
Yo trato de hacerlo y dejo aquí en esta ventana que mira mis huecos, posados, adheridos, mis temores. Subo a la web fragmentos sin orden ni lógica y las cargo en un espacio que me espera todo el tiempo que yo quiera. Esta vez y para afianzar la naturaleza evocatoria viene un yo de muy atrás.
Me mira, ese que era me mira. Si, no se confundan detrás de ese enorme par de cristales sostenidos por un mastodóntico armazón se encuentra un yo, por esas cosas de la identidad, la memoria y otras estrategias discursivas que nos sostienen, ese yo soy yo hace tiempo. Estrávico, ya desde entonces, quiere interrogarme con ojos descontrolados, desparejos.
Ese que era toma la comunión. Sus padres lo vistieron con orgullo y peinaron con gomina. Y, creo, él no tiene muy en claro que hace ahí más que cumplir con la puesta en escena completa que asegura que una familia de clase media incorpore definitivamente a su primogénito al reino de un Señor que una década atrás aseguraban que no existía (si algo destaca el cuidado y esmero familiar yo diría que es la precisa solapa del saco). Observo, enmudecido por una sutil congoja mezcla de nostalgia y pena, la piel de ese niño desorientado, es la misma, creo, que toco en este momento, pero esa aún tiene la tersura infantil, esta ya perdió a costa de miles de brisas, sopapos, lluvias, miradas esquivas y soles esa delicada consistencia, aún así la de hoy recubre mejor mis propios anhelos, alberga y contiene con mayor eficacia, deseos y angustias de las que me siento con una soberanía que esa criatura, sé de lo que hablo, no tenía. Algo he ganado en este tiempo y se lo dedico en gran parte a ese intrigado y anteojudo infante.
Bien, me he exhibido en un doble sentido, pretérito y actual y no me siento vacío, me siento un poco mejor.