He sido educado en la valoración de compartir, imagino muchas razones para ello y celebro haber sido inculcado en esa costumbre. Aprovecho este espacio para compartir algunas impresiones, alguna pretensión y sobre todo algunas películas que son también grandes momentos de placer estético, de intensa emoción y profundo nivel de reflexión. El fragmento que se puede ver aquí es el final de una de las mejores peliculas que he visto, El Turista Accidental, la cual fue presentada por estas tierras con el menos feliz título de Un tropiezo llamado amor. Un critico de cine que hace de su actividad un arte creo que dijo que esta película es entre otras cosas una teoría del conocimiento, coincido. Construída con mínimos elementos, convierte circunstancias domésticas en conflictos y oportunidades de transformación de una intensidad insospechada. Pero también es una de las más conmovedoras actuaciones que he visto en cine, la de W. Hurt, además de las de K. Turner y G. Davies. Dirigida por L. Kasdan. Quizás exija un espectador sensible dispuesto a capturar la densidad de situaciones aparentemente simples y triviales, aunque el relato provee matices y peripecias que sostienen de por sí el interés. Me encanta pensar el buen momento que pasarán cuando la vean, por eso la comparto.
miércoles, 29 de junio de 2011
jueves, 16 de junio de 2011
16 de junio de 1955

Pienso en esa fecha. Me parece que hoy es un día bastante parecido, nublado, con lluvias. La convención de los onomásticos me lleva a evocar momentos del pasado cuando se cumple un nuevo aniversario de los mismos. Elemental justificación pero intento aprovechar la ocasión.
Recordar un acontecimiento "histórico" es, de una u otra forma, pensar en la identidad colectiva, en el nosotros que se arma a partir de los dispositivos que crean una Nación y una nacionalidad. Es cierto que se trata de tópicos hoy bastante desdibujados: no quiero transitar el argumento de las enseñanzas (a quiénes? de qué?), del llamado a la reflexión. No sé cuanto le importa y cuanto lo interpela este suceso (como tantos otros) a un adolescente jujeño, a una viuda correntina, a un cartonero bonaerense, a una bipolar de Nordelta.
Mi abuelo estuvo en la Plaza ese día. Me cuenta (transmisión oral) mi vieja, su hija, que él le dijo que no podía no ir, no podía creer lo que los militares estaban haciendo. La jornada se convierte entonces también en una historia familiar: si la bomba que cayó a metros de él hubiera estallado, quizás yo no hubiera existido.
La jornada me impresiona, me conmueve, me intriga. Pienso en ella. Está cargada de rasgos apocalípticos, tonos dramáticos y sangrientos. La evocación conduce a una cronología de violencia, sacrilegios, vejaciones, descuartizamientos, explosiones, profanaciones, conspiraciones, desangramientos. Aviones militares bendecidos en su misión asesina. Mantos de niebla que no logran frustrar el odio. Pilotos preocupados por la eficacia del bombardeo a multitudes compatriotas. Militantes armados contraatacando a un enemigo invisible. Comandos camuflados con el disfraz de la civilidad urbana. Crepúsculos de furia y profanación. Imágenes sagradas convertidas en símbolos del crimen. La reconstrucción de los hechos me genera una sensación de alucinación, de pesadilla de crueldad y odio, como si en la memoria se reconstruyera un aleph de espanto y destrucción. De esta jornada que forma parte de las experiencias que me constituyen se cumplen hoy 56 años.
Link con relatos, imágenes y comentarios sobre ese día (hay cientos)
La imagen fue tomada de
sábado, 4 de junio de 2011
titulares
Funcionarios rusos corruptos que se ven como presos políticos
Otra encrucijada para Turquía
La violencia ya no acallará a un poeta
La siesta, consentida
El spam reformulado como algo para disfrutar.
¿Qué pasa cuando se muere un Dios?
Buscan prosperidad, hallan decadencia
El arca tiene problemas modernos
Los brasileños se inquietan ante los chinos
Ofrecer incentivos por grandes ideas
Por dinero, Cuba ve hoy las ventajas de un "juego de ricos"
Negociar el sueldo inicial reditúa con el tiempo
Las lianas ahogan a los árboles
El dolor del rechazo es real
Un investigador descubre algo más vital que buscar la felicidad
Cuanto más rápido corra, mejor estará
Larga vida a los conscientes y bien vinculados
Un artista sostiene que puede curar
Manet mágico, conjura los misterios de la vida moderna
Una persona influyente cuyo medio es el horror a bajo costo
Un escultor de sus propios instrumentos
Una nueva luz sobre la moda de la Edad Oscura
(algunos titulares del suplemento del The New York Times de Clarín 4/6/11)
miércoles, 1 de junio de 2011
Los sujetos trágicos (texto de Piglia)
Extractos del artículo Los sujetos trágicos (literatura y psicoanálisis) del R. Piglia.
Los escritores han sentido siempre que el psicoanálisis hablaba de algo que ellos ya conocían y sobre lo cual era mejor mantenerse callado.El psicoanálisis quiere oír la voz secreta que los escritores, desde Homero, han convocado, con la rutina solitaria con la que se convoca a las musas; una música frágil y lejana que se entrevera en el lenguaje y que siempre parece tocada por la gracia.
Los escritores intentan (muchas veces sin éxito) oír el canto sereno y seductor de las sirenas y poder después decir lo que han oído. En esa escucha incierta, imposible de provocar deliberadamente, en esa situación de espera tan sutil, los escritores han sentido que el psicoanálisis avanzaba como un loco furioso.
En medio de la crisis generalizada de la experiencia el psicoanálisis trae una épica de la subjetividad, una versión violenta y oscura del pasado personal. Nos convoca a todos como sujetos trágicos; nos dice que hay un lugar en el que somos sujetos extraordinarios, luchamos contra tensiones y dramas profundísimos, y esto es muy atractivo
James Joyce constituyó la relación con el psicoanálisis como clave de su obra. No en los temas: No se trataba de refinar la caracterización psicológica de los personajes, como se suele creer trivialmente, que sería el modo en que el psicoanálisis ayudaría a los novelistas. No: Joyce percibió que había ahí modos de narrar y que, en la construcción de una narración, el sistema de relaciones que definen la trama no debe obedecer a una lógica lineal y que datos y escenas lejanas resuenan en la superficie del relato y se enlazan secretamente.
Joyce mantuvo otra relación con el psicoanálisis. Su hija Lucía terminó psicótica, murió internada en 1962. Joyce fue a ver a Jung para plantearle el dilema de su hija. "Acá le traigo los textos que ella escribe, y lo que ella escribe es lo mismo que escribo yo". Entonces Jung le contestó: "Pero allí donde usted nada, ella se ahoga". Es la mejor definición que conozco de la distinción entre un artista y ... otra cosa, que no voy a llamar de otro modo que así.
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