miércoles, 29 de febrero de 2012

El problema de reconocer el error propio.


Hay una constante desde hace ya mucho tiempo que sin embargo no deja de llamarme la atención. Los discursos públicos que realizan todo tipo de dirigentes no dan lugar en ningún caso y bajo ninguna circunstancia al reconocimiento del error propio. Ya sé que reconocer los errores no es fácil, me enfrento a esa dificultad más veces de las que me gustaría pero aún así evito, y creo que es necesario hacerlo, poner la explicación de todos los problemas en las responsabilidades ajenas o minimizar lo sucedido.
Porqué un dirigente no puede reconocer que se equivocó? Es que exhibir las propias fallas resultaría un retroceso irreversible en su carrera hacia la "cima del poder"? Realmente le perderíamos la confianza a un líder que se reconoce como falible? Necesitamos representantes que nos hagan creer que nunca se equivocan? Somos nosotros con nuestro amor al éxito y al exitoso o son ellos con su paranoia y egocentrismo sin límites los que producen este equívoco?
Un lapsus de preguntas ingenuas.