Sigo pensando en mi proyecto. Una historia de los modos de construcción de los vínculos. Pienso en películas. Se me vino el recuerdo de Con ánimo de amar (Deseando amar le pusieron en el video). Una relación posibilitada por el espacio, la condición social, el acceso a cuartuchos contiguos en una casa de huéspedes. Una relación construida con frustraciones, con desengaños, con silencios, con miradas, con esperas, con alguna cena, alguna que otra caminata. Todo lo que esa pareja secretamente anhela y no concreta atraviesa sus cuerpos, sus cavilaciones, cada interacción los pone ante un abismo íntimo y secreto. Esa historia transcurre en un mundo en el que los soportes, los medios con los que se construyen los vínculos, podríamos decir, son analógicos: espacio, sentidos, sonidos, colores, aromas, distancias, murmullos, sombras, penumbras.
Conozco un terapeuta que asegura que en la actualidad más de un 70 por ciento de los problemas que traen sus pacientes se han originado en Facebook. Otra plataforma para la construcción de los vínculos.
Una adolescente me cuenta que esa red social es para los viejos como yo, a la edad de ella los conflictos, la evolución de las relaciones se da por Twitter y es más o menos así: alguien tuitea un comentario, lo ven algún interesado y comenta o retuitea y comienza una circulación de informaciones que van desarrollando conflictos, intereses, encuentros y desencuentros. Es cierto, algo de esto ya estaba con el chat, pero me parece que se diversificó, se complejizó.
Cuál es el lugar que tienen los sentidos, los contactos físicos, los cuerpos, las percepciones, el tiempo común en la construcción de los vínculos?