viernes, 23 de diciembre de 2016

La niña


Banco Nación. Espero que me atiendan. Pertrechado de libro, auriculares para escuchar música desde el celular, todo para soportar de la manera más aislada y apacible la espera ingrata y tediosa. Sin embargo una voz atraviesa la barrera sonora. Saco un auricular y escucho a una mujer dando indicaciones a su pequeña hija. Ella escribe una carta para Papa Noel con el propósito de dejarla en el árbol de Navidad que los empleados del banco armaron para la ocasión. Escena cargada de ternura e inocencia. La madre con paciencia deletrea c a s t i l l o y le aclara que el 1 escrito al revés quizás confunda a Papa Noel. Reacio a suspender el aislamiento, no vuelvo la cabeza lo suficiente como para verles los rostros. La niña termina la esquela y la deja en la base del árbol. Terminó la situación y sin problemas vuelvo a mi voluntaria reclusión. Retomo la lectura y las sonatas de Beethoven. De repente la niña se adelanta, la veo, no tendría más de cinco años, calculo. Me saco el auricular como para percibirla mejor, como si además de identificar su fisonomía necesitara captar su voz. Ella aparentemente no divisa la carta que unos minutos antes dejó en el arbolito y entonces pregunta a su madre: "Ya se la llevó?". Sus ojos transmiten inocultable entusiasmo, la satisfacción de estar quizás más cerca de que Papá Noel, ya enterado del pedido, cumpla su deseo. La carta sigue ahí, aclara señanlándola, la madre. Ya vendrá Papá Noel por ella, tranquiliza acto seguido. No vuelvo a mi dispositivo aislacionista. Me quedo pensando en los modos silenciosos, crueles a veces, sofisticados o perversos otras, en que vamos perdiendo toda capacidad de percibir magicamente el mundo. Me quedo pensando en eso que la niña todavía posee.

jueves, 11 de agosto de 2016

Paja y viga


Hablar en primera persona del plural. Hasta dónde llega?
Si pienso en como somos. De quiénes hablo?
LLamativa. La práctica de la indignación selectiva. Quiénes? Nosotros o ellos?
Nadie señala nada objetable de si mismo y de los propios.
Y yo quién soy para objetar algo de nosotros mismos?
Mejor el atajo de la indignación ante el disparate ajeno, total sobran y son aberrantes.
Y en realidad ya fue dicho, o representado, refranado.
Paja ajena, viga propia.
La repetición. Una y otra vez.
La rueda, las cosas que vuelven al mismo lugar, o a uno parecido pero ya visto, con algo de cocido, más todavía, pasado.
Y si esta vuelta le metemos una parada nueva? Esa en la que nos aqueja mucho lo propio? Lo de este lado? Podemos ver que hicimos mal? O no?
Mejor que no, lo de ellos es mucho peor. Es evidente. No caben dudas y no nos pongamos ahora en derrotistas que la severidad la merecen ellos más que nosotros.
De este lado la indulgencia. Para ellos la condena, la impiedad. Se la merecen por tuertos, avaros, mezquinos, hipócritas, vulgares.
Nosotros siempre hicimos las cosas con las mejores intenciones y eso es lo que basta. Y mucho (si querés todo) de lo malo nuestro también es culpa de ellos.
Esto va para un lado ya ocurrido y vuelto a ocurrir. Pero no es culpa nuestra.
Que se yo.

domingo, 3 de julio de 2016

Mi abuela


Una emoción capturada con palabras en exacto momento que ocurre.
Estoy haciendo eso.
Me invade sin mayores justificativos una sensación de optimismo, positividad emocional.
A que se debe? El domingo ofrece un cielo plomizo, lluvioso, solitario.
Podría acentuar ciertas faltas, ciertas molestias, particularmente una muela hace ya demasiado tiempo me aqueja.
Y no. Me gana sin sobresaltos pero con claridad una mínima alegría, un bienestar de causa incierta.
Hace un tiempo vengo observando el fenómeno en mí.
Busco explicación. Supongo que habrá alguna más o menos consistente.
Siempre me pareció conveniente mantener una actitud positiva.
Tener una sonrisa a mano. Quedar cerca del humor, de la capacidad de reírse de uno mismo.
Principios con tufo autoayuda.
Pero en este registro percibo algo genético, originario. No provisto por enseñanzas, revelaciones o gurúes. Es visceral, atávico.
Y creo que se de que se trata.
Estoy casi seguro que lo que arma ese ánimo jovial, sonriente es el espíritu de mi abuela, ese que llevo en mi sangre. Ancestral, proteico, elemental.
Porto con orgullo su genética de la sonrisa y la gracia. Injustificada y persistente, que no discrimina climas ni ocasiones.
Es eso lo que me pasa. Está en mi sangre. Mi abuela.

sábado, 16 de enero de 2016

They Live

En estos días entre la gente que me rodea se afirma un clima de desazón profundo; lo comparto pero trato de pensar de que manera puedo contribuir a digerirlo, a elaborarlo, a convertirlo en nuevas propuestas.  Estoy atento a las reflexiones de Jorge Alemán, de Grimson, de muchos compañeros que a través de las redes comparten reflexiones e impresiones. Dos cosas trato. Una: diferenciar mi voz, no con un ánimo narcisista, más bien con la comprensión de que cada uno, en este colectivo angustiado y perplejo, debe aportar su diferencia, su singular perspectiva. Dos: estar abierto a la disonancia, a la controversia; después de todo, el espanto nos mantiene unidos.
Siguiendo en esta línea uno puede enunciar algunas observaciones, algunos análisis aún corriendo el peligro de que se lean como defecciones, como renuncias, como aceptaciones inadmisibles, como claudicaciones. Habrá que estar atentos a que todo esto sea útil y no nos embarque en acusaciones, descalificaciones entre unos y otros de los que al fin y al cabo estamos en un mismo espacio.
Entre otros se vuelve un tema de discusión aquello que nos une, que nos conecta, que forma identidad. Y más allá de la discusión aquí y ahora en torno a símbolos, liderazgos, hitos y conquistas hay referencias que nos iluminan, productos culturales con un alto valor nutritivo para la consolidación de ciertos núcleos de coincidencia.
No me deja de sorprender la dramática vigencia de They Live (1988), de John Carpenter. Estoy seguro que se trata de una película imprescindible, sobre todo en lo referido a la cuestión de las conciencias colonizadas por los discursos mediáticos, y como pueden ver por la fecha de estreno, no se trata de una película coyuntural. Zizek habla de ella en The Pervert's guide to Ideology.
Comparto, en tren de aportar a los debates que debemos realizar, link de la película y del análisis del esloveno.