sábado, 16 de enero de 2016

They Live

En estos días entre la gente que me rodea se afirma un clima de desazón profundo; lo comparto pero trato de pensar de que manera puedo contribuir a digerirlo, a elaborarlo, a convertirlo en nuevas propuestas.  Estoy atento a las reflexiones de Jorge Alemán, de Grimson, de muchos compañeros que a través de las redes comparten reflexiones e impresiones. Dos cosas trato. Una: diferenciar mi voz, no con un ánimo narcisista, más bien con la comprensión de que cada uno, en este colectivo angustiado y perplejo, debe aportar su diferencia, su singular perspectiva. Dos: estar abierto a la disonancia, a la controversia; después de todo, el espanto nos mantiene unidos.
Siguiendo en esta línea uno puede enunciar algunas observaciones, algunos análisis aún corriendo el peligro de que se lean como defecciones, como renuncias, como aceptaciones inadmisibles, como claudicaciones. Habrá que estar atentos a que todo esto sea útil y no nos embarque en acusaciones, descalificaciones entre unos y otros de los que al fin y al cabo estamos en un mismo espacio.
Entre otros se vuelve un tema de discusión aquello que nos une, que nos conecta, que forma identidad. Y más allá de la discusión aquí y ahora en torno a símbolos, liderazgos, hitos y conquistas hay referencias que nos iluminan, productos culturales con un alto valor nutritivo para la consolidación de ciertos núcleos de coincidencia.
No me deja de sorprender la dramática vigencia de They Live (1988), de John Carpenter. Estoy seguro que se trata de una película imprescindible, sobre todo en lo referido a la cuestión de las conciencias colonizadas por los discursos mediáticos, y como pueden ver por la fecha de estreno, no se trata de una película coyuntural. Zizek habla de ella en The Pervert's guide to Ideology.
Comparto, en tren de aportar a los debates que debemos realizar, link de la película y del análisis del esloveno.