lunes, 22 de enero de 2024

Adrenalina

Michael Jordan, que manera de consumir adrenalina, y lo bien que le pegaba durante los partidos! En esta final, faltando menos de dos minutos de perder roba una pelota, cuatro libres acertados (cuesta creer que se pueda mantener la precisión para meter esos libres ese momento del partido, para mí es el modo en que le pegaba la adrenalina). Empatan el partido. Los rivales meten triple. Faltan 40 segundos y Michael pierde por tres.
Los grandes deportistas, ídolos, héroes, mitos. Intenso relato Breve




lunes, 16 de agosto de 2021

Los usos del esfuerzo

Pequeña crónica con algo de pretensión: la reiterada voluntad de que algo de lo vivido en primera persona adquiere una condición significativa, algún nivel simbólico que traspasa la mera autobiografía.
Primer momento. Por casa pasan pibes, pibas, mujeres y hombres solos o junto a sus niños, bebés portando carritos o algún otro transporte pidiendo "algo" que los ayude. Algunos ocasionalmente, otros con regularidad, Carlos, a lo sumo 25 años, pasa cada tanto. Me avivo: podría llevarse un escritorio muy lindo, de estilo, madera maciza, en más que buenas condiciones; si bien podría venderlo por la web y sacar unos cuantos mangos (3, 4, 5 lucas? ni idea) prefiero entregarlo y ayudar. Pasá y miralo. Le parece bien, puede llevarlo pero ya tiene cosas juntadas y el mamotreto requiere toda la capacidad del carro. Al salir, dos patrulleros estacionados en la puerta de casa. Alguien llamó asustado. Explico la situación, le piden documentos y todo concluye (para otro día el tema alarmas, "presencias peligrosas" en el barrio, el accionar de las fuerzas de seguridad, formas y fundamentos de los miedos sociales). Quedamos para el día siguiente, Carlos no aparece.
Segundo momento. Días después me estaba yendo a dar unas vueltas en bici y lo cruzo. Reclamo cordial, retorno y lo ayudo a cargar el mueble macizo Entra justo, justo. Se la banca eh! Carro corajudo. Pienso que tendrá que transportarlo como 40 cuadras hasta su casa y me estremece tanto esfuerzo. Conversamos acerca del usufructo. Lo puede cambiar por bici, trabajar en repartos y hacer una moneda diaria. Nos despedimos.
Tercer momento. A la semana pasa, es así, una especie de relación que algunos etiquetan como dependencia pero a mi no me molesta, si se puede se ayuda. Le pregunto por el destino de la donación, voy más allá, indago si ya lo vendió (al verlo me di cuenta que albergaba la ilusión de haber contribuido a su "progreso" y que ya no lo vería con el carro, que ya sería un "pibe delivery") y me dice "No! Mi señora no me dejó venderlo, se lo quiso quedar para la nena". Sonreí, alguna chanza acerca de quien manda en casa, despedida.
Cierre. Los pedagogos del esfuerzo y el sacrificio seguramente condenarán la postergación, la renuncia a la "oportunidad" de progresar que la ofrenda habilitaba (admito que algo de esa lógica anidó en mí y en el anhelo de que Carlos ya fuera un emprendedor del reparto). Diagnósitcos  tranquilizadores: "están así porque quieren", "le diste un pequeño capital para progresar y lo desaprovecha" y el repertorio sigue con variantes ominosas.
Siguiendo pensamientos de lúcidos compañeros sugiero que aún quienes viven de salir a juntar cosas con un carro conservan el deseo de un hábitat agradable, de rodearse de objetos nobles, de calidad. La "patrona" sacó al escritorio del mercadeo de la necesidad y lo incorporó al régimen del bienestar cotidiano. La predisposición al esfuerzo poco sentido tendrá si se pierde la de gozar. Lo dejo ahí, por ahora.

viernes, 30 de julio de 2021

Arrepentimiento esencial

 Por ahí porque cuando leo novelas muy buenas (Poeta chileno sin dudas lo es) entro como en un estado de embriaguez discursiva (?) pero también porque hace poco murió Palo Pandolfo y entonces volvieron recuerdos compartidos y entonces se me apareció de nuevo la situación completamente marginal a esa experiencia que ocurrió en el viaje a la Costa que quiero exponer, pero también porque habiendo otros motivos dolorosos que no vienen a cuento, me vienen ganas de hacer una especie de confesión de esas que no buscan el perdón sino más bien el escarnio, la desaprobación pública; es que decidí casi sin meditación alguna volcar esta anécdota ominosa que encierra en mí algo esencial del arrepentimiento, al menos tal como se aloja en mí.

1993. Las fechas se podrían precisar con detalle porque un muy muy amigo en esos días se estaba casando en la misma Gesell adónde estábamos yendo para filmar el clip del tema Playas Oscuras de Los Visitantes. Regatta rojo. En la "avanzada" íbamos seguro la que era entonces mi esposa Clauda y Oski, creo que alguien más venía pero la verdad no lo recuerdo. Ruta 2. Parada entonces obligada en la mítica Atalaya. Café y medias lunas. Hasta ahí todo bien. Cuando estamos saliendo, quizás antes pero seguro en esa caminata desde la mesa hasta la puerta de salida reparo que muy orondo sentado en una mesa disfrutando de su café y medialunas estaba sentado Galtieri, el indultado general, el que antes de Malvinas, bueno es recordarlo, condujo la masacre contra la, también necesito decirlo, demencial operacion Contraofensiva de Montoneros, el que sin dudas fue un actor calificado de todo el terrorismo de estado. ¿Cuántas más aberraciones puedo enumerar de ese ser despreciable, criminal, cobarde, aberrante? Me gustaría trasladar al texto lo que le está pasando a mi cuerpo en este mismo momento al evocarlo.

Lo que jamás me perdonaré, jamás podré asimilar sin indignarme, sin en suma sentir en toda su esencia la experiencia del arrepentimiento es haber sido cómplice de ese burdo y descarado momento, que también era una época, de impunidad. Hoy, en este mismo momento me pregunto cómo no me levante o como no detuve mi partida del lugar y por lo menos no le tiré el café en la cara y le exigí que se fuera del lugar donde estabamos los demás, cómo no le hice sentir que su impunidad no llegaba hasta el lugar donde habitamos los que tenemos memoria y dignidad, como no le hice sentir aunque sea una misera condena de un café en la ropa y un echarlo de un bar en la ruta? No me absuelve en lo más mínimo el "clima de época" (al fin y al cabo en el lugar había bastante gente y el tipo no había recurrido a ningún artilugio que lo camuflara), tampoco el objetivo prioritario del viaje, tampoco el posterior y reparardor juicio y condena que recayó hasta el fin de sus miserables días. 

Quizás la memoria de Palo no merezca esta evocación, poeta, generoso y humilde (que más se puede decir para homenajear a alguien?). Lo cierto es que ese día queda en mi recuerdo como un momento indigno del que no quiero desprenderme no por autoflagelación sino más bien por prevención, por mantener una especie de alerta. Dicen que la vida siempre da una segunda oportunidad.

domingo, 18 de abril de 2021

Telebtividad

La época del Humanismo nacional-burgués llegó a su fin porque el arte de escribir cartas inspiradoras de amor a una nación de amigos, aun cuando adquirió un carácter profesional, no fue ya suficiente para anudar un vínculo telecomunicativo entre los habitantes de la moderna sociedad de masas. Por el establecimiento mediático de la cultura de masas en el Primer Mundo en 1918 con la radio, y tras 1945 con la televisión, y aun más por medio de las revoluciones de redes actuales, la coexistencia de las personas en las sociedades del presente se ha vuelto a establecer sobre nuevas bases.  SLOTERDIJK, Peter, “Normas para el Parque Humano. Una Respuesta a la 'Carta sobre el Humanismo'”, (Trad. Teresa Rocha Barco); Madrid; Siruela; 
Me pensé deambulando por las redes. Algo de lo que vi me retrotrajo a la experiencia de ver tevisión pero con una exacerbación de la lógica del zapping.
Produciendo itinerarios, recorriendo territorios, ámbitos, zonas, "canales".
Estaba consumiendo tiempo en la certeza de que seguramente tenía algo nuevo, algo no visto, algo con que indignarme, reirme, emocionarme, enternecerme, asquearme, desagradarme, aterciopelarme, rockearme, divertirme, embadurnarme, compadecerme, enaltecerme y sigue la lista de reflexivos. Consumiendo Me.
Oficiando un poco de Magnetto de mi soledad. Dueño de un multimedios que decide que inyectarle a cerebro, ojos, pubis, no se bien a que parte de mi anatomía, seguro tendré muchas opciones, muchas variantes, mucas texturas, sonoridades, gramáticas.
Esto es el presente. Una multimediatización de la vida. Sentado ante una pantalla infinita, inmersiva, abismal.
Y eso que mis tecnologías son precarias, casi vetustas a esta altura de la movida.
Lo mismo con unos lentes virtual reality sabes que?
Con un 5.1? Alto vuelo amigo.
Es así nomás, todo en las manos, en el mouse, teclado, pantalla y wi fi, aunque sea medio pelo.
Programación infinita.
Qué es esto? decía uno cuando pasó el peronismo.
Y ahora? Que me contursi? Puedo morir frente a la pantalla sin siquiera pestañear un segundo asi pasen cincuenta años. Literal. No es joda.
Contenidos no me van a faltar.
Pensar algo fuera del entretenimiento será lo imposible?
Me impresiona, El acceso, la disponibilidad, la frecuencia.
El silencio, la pausa, la página en blanco, el viento y el río ondulante.

jueves, 1 de octubre de 2020

Listado de tareas que nunca realizaré. Primera parte


Reescribo una vez más un listado de tareas que probablemente queden solo aquí enunciadas.

1 Escribir una Crítica de la Razón Mediática. Algo así como una fenomenología del accionar mediático, seguro se está haciendo pero por ahí no está conectándose suficientemente con las dinámicas del poder, de la construcción de sentido. Como el dispositivo (soy conciente del riesgo que supone esta categoría) mediático reemplaza, desplaza o al menos relega al dispositivo educativo. Cómo la lógica mediática exige repensar las categorías de ideología, sujeto, conciencia, realidad.

2 Iniciar una reflexión casi terapéutica y sistemática acerca del concepto, futuro, posibilidades, sentido, utilidad, opertaoria de ese dispositivo que llamamos Nación. Digo terapéutica porque necesito pensar qué comparto con muchos "compatriotas" a los que escucho y veo realizando actos que me resultan abominables, repudiables, ominosos que me generan un rechazo radical, absolutamente contundente, una sensación de ajenidad imprescindible, tajante. Entonces se abren las preguntas: ¿Qué posibilidades mantiene ese significante de albergar, identificar, contener, proveer, generar, inspirar, hermanar, emocionar, hacer prosperar, ilusionar, enorgullecer y otras acciones más que se me van a seguir ocurriendo? ¿Serán en cambio los fatales escenarios en los que lidiamos unos contra otros una batalla que sino fuera por la existencia de ese significante Nación no sabríamos bien como darla?

3 Denunciar con métodos impactantes que la mayoría de los conceptos que se manejan en el discurso político propio y ajeno son fósiles o peor aún espectros sin vida, fantasmas del pasado. Primero tendría que desarrollar lo mejor posible la fundamentación pero no de manera muy extensa y más bien espetar ejemplos que los hay de sobra. Soberanía, estado, legitimidad, democracia, desarrollo, industrialización, progreso, bienestar, crecimiento, autonomía, división de poderes, república, seguro voy a encontrar otros pero esta lista de movida da para bastante.

Con estos tres tengo bastante por ahora.

domingo, 12 de abril de 2020

Marcas de la vida en la facultad.

La cosa es así. Hay escenas que resucitan con regularidad. Omisiones, oportunidades malogradas, intentos fallidos, exabruptos, mezquindades.
¿Qué parte de mí es esa suma de fracasos? casi todo diría. Pero algunas vuelven con insistencia, perseverancia. Como si existiera la posibilidad de repararlas. No se, será que las conservo como como faro. Ni consejos ni indicaciones, apenas un listado de errores que perduran en la memoria.
Ese es uno de esos que siempre me acompañará.
Facultad. Carrera de Historia. En vez de un parcial nos proponían hacer un "estado de la cuestión", novedad para mí, implicaba hacer una especie de rastreo de lo investigado hasta el momento sobre algún tema. Lo que uno tenía que elegir era ese tema.
La cátedra de alguna manera nos confrontaba contra nuestros intereses, contra nuestra capacidad de delimitar un área de interés. Nos invitaban a un ejercicio de recorte en el que podíamos actuar creativamente. Hoy entiendo y valoro la propuesta.
Lo que conservo como error y a la vez como marca fue la elección de ese tema, sigue siendo motivo de reflexión (tanto que escribo esto).
Mi propuesta era voluminosa, totalizante, genérica, ambiciosa, abarcativa.
Aunque en el momento no lo percibí así, esa experiencia fue un quiebre. Queda en mí la sensación, y esto es lo que todo el tiempo vuelve, de haber sido pretencioso.
Y cuando digo esto estoy diciendo una de las cosas más duras que puedo decir sobre mi mismo.
Tengo muy presente ese momento y trato de convertirlo en una enseñanza efectiva. Me dominó un ansia absoluta, total. Un anhelo desbocado por "demostrar" una capacidad de análisis superior. Un estado emocional dañino y frecuente.
Se que no habría enseñanza si me quedara en la simple amonestación superyoica. Puedo ver en ese recuerdo algo desbocado, incapacidad de transitar, atravesar, recorrer, habitar zonas de interes, de intriga. Registro la ansiedad vanidosa que no puede serenarse y conectarse con el tiempo de las cosas.
Supongo que los recuerdos no vienen a martirizarnos, al menos no en este caso. Más bien pienso que este tipo de evocaciones pueden ser parte de una acumulación, de crecimiento. Pueden apuntalar un programa, una posibilidad, una recuperación. En eso seguiremos insistiendo.

viernes, 28 de febrero de 2020

Pochoclo ideológico

La idea de que el consumo define lo que somos. Consumiendo somos. 
Nuestra vida se determina por hitos del consumo. El cambio de auto, los destinos turísticos, indumentarias, perfumes, electrodomésticos, aparatos tecnológicos, artefactos de toda índole. La experiencia humana transcurre en un gran mercado. Escenario de la existencia. El sueño liberal consumado.

Una de dos, o el precepto es incorrecto o hay que precisarlo, revisarlo, enmarcarlo.
Hay un consumo espiritual versus uno material?
¿Se puede ampliar, metaforizar, desanclar al acto de consumir de sus connotaciones frecuentes?
No suena bien, ya se, pero podríamos decir: los que sostenemos un interés por la filosofía somos consumidores de obras filosóficas. La lista puede ser extensa: la jardinería, la lectura, la cocina, la pintura. Cada uno consume de acuerdo a sus intereses.
Seguiríamos en la lógica de que somos lo que consumimos pero diversificando, espiritualizando los productos consumidos.
Pero que somos además de consumidores?
Se puede decir: aunque hacer algo no es consumir inevitablemente cualquier actividad supone insumos y eso nos incorpora a alguna dinámica de demandas y requerimientos, o sea, nos convertimos en consumidores.
Clasificación posible: dos tipos básicos de consumo. Uno aquél que se inscribe en un proceso, donde habría un "para qué". Otro que más bien consistiría en un fin en si mismo, un tipo de consumo que se concluye en su propia acción. Un consumo que en su propio ocurrir nos realiza. En este caso el vínculo con lo que se consume se llena de metafísica,  ya que no hay a simple vista ninguna razón práctica, material, operativa, circunstancial sino una espécifica forma de gozar por parte del consumidor. Se podría decir que es una relación colmada de ideología, aún más se puede arriesgar que en el consumo es hoy (de nuevo: siempre habrá sido así?) donde la ideología dominante juega su partida más exitosa y eficaz. Se ha dicho ya y de maneras mucho más elaboradas y lúcidas, pero bueno, tampoco está demás insistir.

lunes, 17 de febrero de 2020

Civilización. Notas.


La idea de civilización. Implícitos de un término.
Se me cruza una sentencia: se trata de un concepto de esencia imperialista.
Rastreo.
Origen del término. La civitas romana. Una mutación de la polis griega. Una de las unidades conceptuales clave del imperio romano. Entonces la sentencia algo de asidero tiene: la raíz del concepto se acuñó en el seno de un imperio.
El libro Palabras Clave de Williams (librazo, temazo ese de la historia de las palabras, sus recorridos, sus apariciones, usos). Ahí se habla de cómo fue apareciendo la palabra. Inglaterra y Francia, S XVI y siguientes, alternan en usos de la palabra latina civis. Parece que arranca con la aplicación en causas penales que pasan a un fuero que se denomina civil. Por aquél entonces aparecen las primeras menciones a la sociedad civil. La emergencia de lógicas del poder que se desprenden del absolutismo, otro proceso complejísimo (Intento no negar cierta admiración al analizarlo y a la vez mantenerme a salvo del etnocentrismo en el que tantos suelen desembocar ante emociones similares). O sea, una más de las tantas etapas y procesos que hoy cuando queremos resumir decimos modernidad.
A lo largo del S XVIII el concepto de civilización se afianza para denominar un estadío, una condición de las sociedades que se arma en contraste con la barbarie, su nivel inferior. Pero también alude a un proceso, a un devenir, a una especie de horizonte. El concepto entonces se erige desde una posición que tiene la capacidad de establecer los parámetros universales (dominantes) que rigen para el conjunto, de una u otra manera se imponen al resto de las sociedades.
De este modo la civilización se cristaliza como el término que designa a las organizaciones humanas y es así que se puede hablar de civilizaciones orientales, occidentales, antiguas, modernas, centrales, periféricas. Parece que para principios del S. XIX el romanticismo ya cuestiona este concepto generalizador y propone el término cultura para referir desde una categoría más prescindente a las formas de organización social.
Ha sido un concepto central, legitimador de los procesos de colonización que arrancan en la temprana modernidad. También fue un término central de buena parte de las izquierdas tanto como de los movimientos anarquistas pero en estos casos lo que se denunciaba como barbarie era la codicia capitalista.
Se puede decir que el paradigma civilizatorio con el que se justificaron ocupaciones, genocidios, dominaciones imperiales y toda una variada gama de formas de injerencia por parte de naciones con un determinado desarrollo tecnológico se encuentra en una etapa de casi irreversible decadencia. La fachada civilizatoria pierde vitalidad, fundamento, entereza.
Pero como te digo una cosa te digo la otra: con su declive también se pierden parámetros que no tienen, por el momento, reemplazo.

jueves, 26 de diciembre de 2019

El día en que por un minuto fui el 5° Kiss

El caso es que un hecho de mi propio pasado, siempre recordado con elocuencia y orgullo ante auditorios diversos de tanto alejarse de mi presente empezaba a borronearse, a volverse incierto, o bordear la frontera con lo onírico. Viví yo eso que cuento con tanto detalle? 
Al fin lo encontré en el arcón digital. Por primera vez pude observarme ocupando escenario junto a Kiss. Septiembre del 94. Por un momento fuimos 5 en escena. Ellos y yo con aspecto muy diferente al actual, y la cámara.



Siempre habrá sido así? La memoria se vuelve algo tan fragmentado, tan discontinuo que al recordar ciertos hechos se tiene la impresión de haberlos vivido en otra vida. No se si hace uno o dos siglos fue así. En estos tiempos pareciera que la memoria tiene cada vez más problemas para mantener cierta unidad de relato.
Relación memoria y sujeto en el mundo contemporáneo. Si la memoria no anuda, no logra al menos el efecto de continuidad, hay sujeto?

Memorias digitales. Espacios de almacenamiento de la experiencia. Youtube como arcón colectivo, cibernético, monstruoso. Especie de mega pendrive en el que todos los días se acumula todo tipo de materiales, virtuosos, sublimes, de valor arqueológico casi, junto a la más interminable variedad de pelotudeces. 
No descubro nada, lo sé. Varios vienen hablando de esto. De la transferencia, desplazamiento de memorias humanas a digitales. De las alteraciones imprevisibles de nuestra sensibilidad, de las formas en las que se forjan nuestras identidades. Que pasará el día que ya no recordemos nada porque las redes, google y sus ramificaciones lo harán por nosotros?

jueves, 19 de diciembre de 2019

Martes 10.12.19.

El martes hubo pueblo, ocurrió pueblo, aconteció pueblo. En la plaza estuvimos y fuimos pueblo.
Hablar de pueblo, cuestión plagada de sentidos varios. Ellos por ejemplo lo negaban (hay video del hijo de un filósofo virtuoso devenido en gurú del espanto que terminó el martes en el que enfatizaba su negativa, y la de ese proyecto político, a hablar de pueblo, "nosotros hablamos de individuos", está en Youtube).
Hay quienes imputan la versión del pueblo como esencia, como sujeto que tiene una vida, una historia, un origen y una secuencia de experiencias, lo califican de creencia, ilusión, hasta quizás espejismo. Quienes lo asocian a la barbarie (las patas en la fuente el gran ícono) recuerdan por ejemplo que ese pueblo ovacionó a Galtieri tanto como meses antes pidió Paz Pan y Trabajo. Se señala su inconsistencia, su manipulabilidad (?), su endeblez conceptual (evito usar ideológica).

Izquierda y derecha y su relación con sujeto pueblo. Otro tema.

No se le puede hacer un reportaje al pueblo. Cada vez que se intenta, se recurre a metonimias vertiginosas. Tal o cual es pueblo. Ubaldini es pueblo se decía, Maradona es pueblo. ¿Quién es pueblo hoy? ¿Lescano de Damas Gratis? ¿Tevez el millonario amigo y socio de los oligarcas? ¿Los trabajadores organizados? ¿Los movimientos sociales?

¿Pueblo es un amontonamiento de personas en un lugar determinado cantando el himno? ¿Cuántas deberían ser para alcanzar la condición pueblo? ¿La muchedumbre que se juntó a despedir al Presidente saliente o las que colmaron las plazas en su campaña electoral son pueblo?
Creo que no. ¿Porqué? En principio porque los ideólogos de esa propuesta no quieren serlo, tal como se señaló antes. Pero también porque el pueblo no existe como fenómeno numérico, no es que si juntas más de diez, veinte o treinta mil sos pueblo. Multitud no es pueblo. Pueblo es otra cosa.

Hay quienes piensan al pueblo como algo que acontece, ocurre, está siendo. Y su historia es la suma de esos fenómenos en los que ese sujeto confirma su existencia. Me convence más esa versión.

Me parece que el pueblo invoca, afirma, cada vez que se expresa, una historia de la que se nutre y a la que le agrega nuevos capítulos en cada acontecimiento. Entonces pueblo es memoria, pero no una enciclopédica, académica, erudita o museológica. Es memoria constituida por conquistas, masacres, derrotas, victorias. Alojada en cuerpos, en gestos, en cantos, en consignas, en recorridos, en ceremonias, en rituales, en estandartes, en olores, en texturas.
Desde esta perspectiva el pueblo no tiene un destino cierto ni una estrategia ni siquiera un plan. Es más bien una serie de acontecimientos que se acumulan y retroalimentan.
Pero ojo pueblo también es una decisión, y quizás eso hoy sea una cuestión clave. En esta era de redes sociales y de narcisismo de las pequeñas diferencias pueblo es también decisión de formar parte, de sumarse a la experiencia de ser pueblo, de acontecer, habitar en él.

¿La multitud del martes fue pueblo? Yo creo que sí.
Razones: heterogeneidad absoluta, contenidos, estética, también vínculos e instituciones participantes. Si el martes tenías la voluntad de formar parte, no importaba en qué llegabas, Audi o bondi, lancha o subte, no importaba como ibas, minifalda y barba o panza y tetra, te sumabas y marchabas con el resto por las calles y con cualquiera festejabas y celebrabas. Y ahí nomás ya eras pueblo.